Durante mucho tiempo, medir la huella de carbono fue visto como un ejercicio técnico, reservado para empresas reguladas o con operaciones industriales complejas. Sin embargo, hoy es una herramienta estratégica con impacto directo en el posicionamiento, las finanzas y la apertura a nuevos mercados. La gran mayoría de las empresas en América Latina no mide ni reporta adecuadamente sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Y aunque parezca un dato interno o ambiental, la falta de visibilidad está dejando millones sobre la mesa.